Una mirada hacía dentro, la mirada abajo, un momento breve de desolación… Hay multitud de razones que pueden hacer ‘fracasar’ a una fotografía. Pero muchas de esas fotos, donde justamente alguien tiene los ojos cerrados, piensa durante un momento, está vulnerable o emocionado, o vuelto hacía dentro, contienen una belleza que va más allá de meramente ‘la imagen bonita’. Y precisamente por eso son tan acertadas.